1.- Las familias no pueden acceder a la vivienda
Efectivamente, el acceso a la vivienda, en particular el denominado primer acceso, de los jóvenes y otros colectivos, resulta muy difícil.
La tasa de esfuerzo supera el 35% de los ingresos, que es el máximo recomendable, en algunas comunidades autónomas, como es el caso de Madrid (36,5%), o Barcelona (muy próximo, el 34,8% ), y se dispara en Baleares (el 51,7%).
La problemática es variada: el precio de la vivienda resulta muy elevado en relación con los salarios: según el Banco de España (informe trimestral 7/4/2022) el esfuerzo medido en años de RBD es de 8,3 años (1,1 años más que en 2019) y el esfuerzo teórico anual el 33,4%.
La dificultad es doble: por un lado carecen de ahorro suficiente para financiar la entrada y los gastos de compraventa (30% aproximadamente del precio) y por otro los salarios son insuficientes. La falta de ahorro se puede suplir mediante fórmulas ya ensayadas en otros países como el “Help to Buy”.
La subida del Euribor (unos 400€/año de mayor cuota) es un añadido más, pero hay que pensar que incluso con la subida, la cuota de la hipoteca media es inferior al alquiler medio.
2.- Incumple Sánchez con los funcionarios
Sí. La negociación salarial de los funcionarios corresponde a las Administraciones Públicas, pues tienen su propio convenio colectivo. Si bien sería razonable que guarde relación con las subidas que se aplican en el sector privado, no tiene por qué ser necesariamente así.
Y, además, no se puede supeditar el marco salarial de los funcionarios a un hipotético “pacto de rentas”, cuyo ámbito es mucho más amplio que las subidas salariales (incluye dividendos sobre los beneficios empresariales, etc).
La realidad es que la inflación está desbocada y que si se producen los denominados “efectos de segunda ronda”, esto es, los derivados de incrementos salariales, y más aún si se indexan las subidas salariales a la inflación (9,8% en el primer trimestre), puede ser un verdadero desastre, imposible de contener la inflación. Entonces, ¿cuál sería la solución para evitar en lo posible que la inflación se coma la renta de los asalariados?: la solución pasa por una bajada de impuestos (sobre la renta, vía deflactación de las tarifas y de los porcentajes de retención sobre las rentas del trabajo; y sobre el consumo, rebaja del IVA, si no generalizada, si al menos de una gama amplia de productos de primera necesidad).
3.- Los límites de Bruselas
La “exención ibérica” planteada a Bruselas por España y Portugal, era más una propuesta de buenas intenciones del presidente Sánchez que una posibilidad real. En primer lugar, porque supone una ruptura del mercado único que es una de las bases fundamentales de la UE. En segundo lugar, porque el precio propuesto era inaceptable (casi la mitad de lo que parece que estaría dispuesta a aceptar la Comisión Europea), y también porque el sistema de doble precio rompería el mercado, sin solucionar el problema más que temporalmente. Pone un tope al precio del gas y obliga a restringir las ventas de electricidad a Francia. España propone un mecanismo de doble casación del precio: uno para el consumo interno, otro para las exportaciones.
4.- España y Japón las únicas grandes economías que no recuperarán este año los niveles de vida previos a la pandemia.
El informe publicado hoy por el FMI rebaja el crecimiento de todos los países. En concreto, España baja un punto (del 5,8% al 4,8%) en 2022 y medio punto (del 3,8% al 3,3%) en 2023.
Japón también baja 9 décimas (del 3,3% al 2,4%) en 2022, pero sube medio punto (del 1,8% al 2,3%) en 2023. Las economías que más sufren son las de la zona Euro, que bajan 1,1% en 2022 y 0,2% en 2023.
La diferencia de España respecto de otros países de la zona Euro es que no solo bajamos un 1% en 2022, sino que en 2023 bajaríamos 1,5%, mientras que la zona euro solo bajaría un 0,5% respecto de 2022, y Alemania subiría 0,6%. Japón prácticamente se mantendría en 2023 respecto de 2022 (baja un 0,1%), pero es que viene de crecer solo un 1,6% en 2021, mientras que España creció un 5,1%. Es decir, mientras Japón crece más que en 2021, España se contrae en 2022 y aún más en 2023.
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