ORIENTACIÓN EN PROCESOS DE INTERNACIONALIZACIÓN

El futuro de la empresa española, independientemente de su tamaño, pasa por una mayor internacionalización de sus actividades, ya sea mediante la más frecuente, como la exportación de sus productos o la prestación de servicios en el exterior, o las más complejas como la apertura de oficinas de representación, delegaciones sucursales, o implantación directa en el exterior de sus procesos productivos, comercialización y postventa, mediante la creación de una empresa mixta o conjunta con socios locales.

Sólo así conseguirán ser más competitivas y afrontar con garantías los desafíos de unos mercados cada vez más globalizados. Para ello se necesita, primero de todo, una vocación internacional, un cambio de orientación estratégica y un análisis exhaustivo de las capacidades con que cuenta para conseguir que su salida al exterior sea un éxito, ya que exige disponer y destinar importantes recursos de todo tipo, humanos, financieros, etc., y hacerlo durante un período relativamente prolongado.

Está demostrado que las compañías que amplían su actividad en el exterior son menos vulnerables a los cambios de los ciclos económicos y, sobre todo, mejoran su productividad, su solvencia y su tamaño.

Pero, tan importante es cuándo y cómo decidir salir al exterior, es retirarse y salir cuando, pasado un tiempo o consumidos unos recursos, no se han logrado alcanzar mínimamente los objetivos fijados. Si así ocurriese, permanecer supone ir directamente al fracaso.

LA ESTRATEGIA DE INTERNACIONALIZACIÓN

Comenzaremos por realizar un análisis profundo y riguroso de las razones que deben impulsar a la empresa a internacionalizar sus actividades. En ocasiones la decisión vendrá motivada por la necesidad de crecimiento, y en otras por cuestiones de mera supervivencia.

La puesta en práctica de un proceso de internacionalización exige definir con precisión los objetivos perseguidos, tanto los cuantitativos como los cualitativos, así como los plazos e hitos para conseguirlos, las etapas a corto, medio y largo plazo.

Imprescindible la elaboración de un análisis DAFO interno para determinar las capacidades de la empresa y acometer con garantías  de éxito el proceso, y también medir las cinco fuerzas competitivas de Porter, que permitan definir la forma en que la compañía llevará a cabo su posicionamiento en el entorno internacional. Incluso si resulta desaconsejable hacerlo en ese preciso momento. Nosotros le guiaremos para conseguirlo.

LA ELECCIÓN DEL DESTINO INTERNACIONAL

No basta con la decisión de salir al exterior, sino que es necesario decidir cuál será el primer destino para hacerlo. Y ello supone conocer el entorno internacional a través de sus indicadores clave, para elegir entre uno u otra área geográfica, entre un país desarrollado, en vías de desarrollo o emergente, en función de la propia actividad de la empresa, y de las características de sus productos o servicios, para que sean aceptados en el mercado de destino.

El denominado riesgo país será un factor decisivo para adoptar la decisión, pero también el conocimiento profundo de la competencia y de los productos o servicios que allí son demandados, como lo son las experiencias vividas por otras empresas que ya se encuentran presentes, o lo hubieran intentado, en ese mercado concreto. No incurrir en los errores que otros cometieron antes es la primera regla a seguir.

EL PROCESO DE INTERNACIONALIZACIÓN

Una vez adoptada la decisión de internacionalizarse y elegido el destino para hacerlo, deben establecerse las acciones a seguir para posicionarse en el nuevo mercado. Esto es, el enfoque operativo. Por qué actividades, productos o servicios comenzar, qué Áreas o Unidades Estratégicas de Negocio llevar, como iniciar las operaciones: en solitario, estableciendo acuerdos puntuales con colaboradores locales, constituyendo joint ventures o compañías de capital mixto, o formalizando alianzas estratégicas.

La decisión nunca es sencilla: hay que seleccionar los posibles candidatos, negociar con ellos las condiciones para colaborara, conocer la legislación mercantil, laboral, fiscal, contable, etc.,. Y ello requiere tiempo y esfuerzo hasta lograrlo. La fórmula más sencilla es confiar esa función a algún profesional con experiencia y conocimiento contrastado en el destino elegido. Los expertos de CEFyRE le acompañarán a lo largo de todo el proceso.

ELECCIÓN DE LAS POLÍTICAS

La definición de los recursos necesarios, tanto materiales, como humanos y financieros, para realizar actividades en el exterior, la adaptación previa de la estructura interna en el país de origen, el establecimiento de la estructura organizativa más adecuada a las características de la empresa en el país de destino, la gestión del cambio de las personas de la compañía, la investigación de los mercados locales y las diferentes formas de penetración en los mismos, el conocimiento de los usos y prácticas seguidas en la contratación con clientes y proveedores, los medios de pago utilizados, la situación del mercado de trabajo, la obtención de financiación en los mercados exteriores, etc., exigen grandes esfuerzos y sacrificar otras alternativas que, en el corto plazo, podrían parecer más rentables.

Sin embargo, una vez adoptada la decisión de salir al exterior, ya no cabe marcha atrás, salvo que circunstancias excepcionales lo aconsejen. Por tanto, cuanto más rápidamente se inicien las actividades para situarse en el destino elegido, más pronto se alcanzarán los objetivos.

Acortar el plazo generará beneficios medibles, y con CEFyRE lo logrará.

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